El hombre ofensivo utiliza cualquier arma para conseguir sus propósitos. Es dominante, inflexible, autoritario, avasallador y por supuesto manipulador, pero con mayor vehemencia.
«¿Cómo puedes decir eso? Aderezada con adulación («Tú que eres mi amigo»), esta frase indica que el emisor se siente defraudado. es una forma de coacción.
«¿No puedes ser como las demás? Es la tramposa estrategia de la comparación, pero solo funciona con personas débiles e inseguras.
«No me creo que seas tan estúpida». Denigra y hiere gravemente. Es una incitación a que uno se aborrezca a si mismo y siga a pies juntillas los consejos del que le juzga. Otras frases similares son: «Cuantas veces tengo que decirte…», «Siempre se ha hecho así» o «¿Es que nunca vas a cambiar?»