Pasión por los colores: Cromaterapia para la casa

La terapia cromática se basa en el principio de que los colores son capaces de estimular el cuerpo e incidir en el estado de ánimo de las personas. El cerebro recibe la información de cada color como si se tratara de una vibración electomagnética y responde con unos efectos concretos tanto del cuerpo como de la mente. Son reacciones que varían según el tono empleado. Las propiedades que se le atribuyen a los colores primarios y algunos secundarios son los siguientes:

Rojo: Es un color creativo. Indicado para personas propensas al decaimiento. Estimula el corazón y aumenta la circulación sanguínea. Por este motivo, no se aconseja para hipertensos o individuos que sufran de algún tipo de inflamación.

– Verde: Destaca como un tono tranquilo, calmante y refrescante. Produce sensación de alegría y esperanza. Su aplicación se realiza en terapias contra el dolor y en casos de lesiones de la piel.

– Azul: Color frío pero sereno y sosegado. Relaja y despeja. Está indicado para combatir el estrés, el insomnio y la excitación. Es un tono que no deben usar las personas con fatiga y tendencias depresivas.

– Amarillo: Es un calor cálido y acogedor. Se le atribuyen efectos sobre el hígado, la bilis y el páncreas. Es capaz de producir un ambiente idóneo para luchar contra los estados de decaimiento. El uso de amarillo se recomienda en personas introvertidas o que desean reforzar el sistema nervioso.

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