Estas manipulaciones van generando en el niño la falsa creencia de que todo lo que cuenta el/la progenitor/a alienador/a es efectivamente cierto, por lo que se va creando un sistema de creencias subjetivas denominado co-constructo. El padre alienador no sólo involucra a sus hijos en contra del otro progenitor, sino que busca alianzas alienadoras con profesionales que actuarán durante el proceso judicial en pos de sus reivindicaciones.
Los niños se comportarán en consecuencia a los mandatos de este padre, repitiendo la programación de la que fueron objeto y apareciendo ante los ojos del observador externo como una adhesión emocional al alienador y un ataque frontal al progenitor alienado, anteriormente amado por el niño.