Se se logran amalgamar las cualidades de lider del hombre y de la mujer, el resultado puede ser sumamente enriquecedor. Las mujeres tienen una manera de percibir la realidad diferente a la del hombre y, en consecuencia, sus accione serán distintas. Son menos asertivas que el hombre, tienen a ver el detalle y a perder la visión global, suelen ser más intuitivas que analíticas. Además, son muy sensibles al lenguaje no verbal, más complejas a nivel relacional y energéticamente más resistentes.
Algo que les puede llegar a jugar en contra, es que son capaces de percibir y responder a múltiples estímulos simultáneamente adecuadamente, en detrimento de la capacidad de concentración prolongada sobre un mismo punto. En comparación con todas estas características, el hombre favorece un liderazgo de «tipo masculino» que se distingue por ser más comprensible y directo, sencillo y lineal. Se lo puede analizar en forma lógica. Un liderazgo «ideal», será aquel que logre fundir la intuición femenina con la contundencia y la linealidad del universo masculino.