El concepto tradicional de que la ropa interior se muestra sola y exclusivamente en la intimidad hace tiempo que se quedó desfasada. La fina línea entre interior y exterior es cada vez más difuminada o borrosa y, actualmente, las prendas supuestamente destinadas a llevar por dentro o debajo de la ropa de calle se muestran por fuera llegando a formar parte natural de un look o imagen de moda.
Una de las primeras promotoras destacadas de este lenguaje ha sido la cantante Madonna, quien empezó a lucir en sus conciertos y vídeos espectaculares corsés (en u principio, diseñados por el estilista Jean Paul Gaultier), corpiños y bodis transparentes que mezclaría con jeans, minifadas, shorts o simplemente bragas ajustadas. La influencia no tardaría en reproducirse «llegando» a la calle y reflejándose en los atuendos de jóvenes atrevidas a lo largo y ancho del planea. Naturalmente, las firmas de corsetería se dieron cuenta de esta oportunidad y muchas crearon líneas especiales a fin de estar en a la moda y captar una nueva clientela.
Así nació toda una amplia gama de prendas íntimas en estampados (rayas, cuadros escoceses, flores), tejidos adaptados a la temporada (terciopelos en otoño, denim en primavera, rasos en verano), colores siguiendo los apuntes de la moda de turno (rojos, azul cobalto, verde esmeralda, malva y el negro de rigor) y los bordados y detalles para adornar tirantes y escotes como strass, fruncidos de encaje, apliques metálicos…