Es muy sencillo convertir a un niño en un tirano. Según el psiquiatra infantil y juvenil Paulino Castells, «lo único que tienen que hacer los padres es consentírselo todo, no prohibirle nada y acceder a todos sus caprichos». Un niño no tiraniza porque sí, sino que detrás de ese comportamiento hay una gran responsabilidad de la familia y una dinámica disfuncional con actuaciones particulares de los padres. A saber:
– Acceder a todos sus deseos para no verle «sufrir».
– Desautorizarse el uno al otro delante del niño.
– Educarle sin que haya unas directrices coherentes.
– Aliarse con el niño en contra del otro.
– Eliminar del comportamiento cualquier mínima representación de autoridad.
– Dejar la educación a cargo de terceros que no saben poner disciplina.
El cornejo de Castells para los que viven bajo la ciciadura de un niño tirano es que hagan valer su aurondad con mensajes en tono serio, de forma clara y mirándole a los ojos. Explicadle las normas de forma sencilla y racional. Si no lográis que os respete es aconsejable que consultéis con un experto.