Acepta la incertidumbre. No trates de controlar lo incontrolable. Las decisiones de otros no dependen de nosotros, aunque podamos y debamos luchar y reivindicar aquello que nos corresponde de forma legítima. Los cambios son inevitables, y tú no eres responsable de la situación.
Asume los síntomas de angustia. Ante este tipo de situaciones lo normal es experimentar una serie de reacciones de estrés. Acéptalas para poder superarlas.
Sé consciente de lo que ocurre, pero presta atención sólo a la información real y huye de los rumores infundados.
Valora de forma realista tus posibilidades de sobrevivir a la pérdida de trabajo. Analiza las opciones que tienes de reorientar tu carrera en función de tus capacidades y recursos. Piensa cómo te gustaría encau¬zar tus objetivos para lograr lo que de verdad te haría feliz.
Busca desahogo y apoyo emocional. Expresa tus dudas y miedos a tu familia y amigos, y, aunque las decisiones serán tuyas en última instancia, pídeles consejo.
La vida continúa fuera de la empresa. Puede ser que, fuera de este ámbito, encuentres alternativas que hasta ahora nunca te habías planteado.