Escuchar, un verbo en peligro de extinción

Escuchar: Prestar atención a lo que se oye. Dar oídos, atender a un aviso, consejo o sugerencia. Esta son dos de las definiciones que ofrece el diccionario de la RAE sobre la palabra escuchar. Es sencillo en apariencia ¿verdad? Sin embargo cada vez más me parece uno de los verbos más en desuso de nuestro día a día, una auténtica especie en peligro de extinción.

Nadie está exento de practicar la desafortunada costumbre de contestar a nuestro interlocutor sin previamente haberle prestado atención, de hablar con la primera persona como primer y único objetivo, de sobreexplotar el recurso oral hasta hacerle perder su sentido. A menudo conversar parece más un monólogo a dúo que otra cosa. Y si hablamos de pareja esta pésima costumbre se convierte en muchos casos en una rutina.

Se trata de algo peligroso porque no escuchar significa ir creándonos una serie de ideas preconcebías de esa persona, significa prejuzgarla, dar por sentado que está diciendo o va a decir lo que nosotros pensamos y, de este modo, protestar o criticarla antes siquiera de que hable. Parece algo absurdo o improbable pero si te parás a pensarlo verás que todos lo hemos hecho alguna vez. Del mismo modo todos hemos sido víctimas de ese tipo de persona que te pregunta ¿Cómo estás? Y en el mismo instante en que vas a responder pasa a contarte como se encuentra ella durante toda la conversación sin apenas dejarte hablar. ¿Te suena?

La prueba definitiva de que el arte de escuchar está en peligro de extinción es que cuando encontramos a alguien que realmente se para a escuchar lo que decimos sin ideas preconcebidas, sin interrupciones fuera de lugar nos llama la atención, nos parece un ejemplar extraño y valioso. La prueba definitiva de que el arte de escuchar está en peligro de extinción es que a todos nos cuesta estar más de cinco minutos callados mientras alguien nos habla.

La próxima vez que mantengas una conversación con tu amiga, tus familiares o tu pareja párate a pensar en todo esto. ¿Sabes escuchar? Practica y perfecciona esta habilidad, los que te rodean te lo agradecerán y se animaran a escucharte también ellos con la misma atención. Me gustaría terminar con una frase de Joyce Brothers que me parece perfecta para ilustrar el post: Escuchar es la forma más sincera de halago. En cierra una gran verdad.

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