Hemos visto la forma sutil en que opera el sabotaje en una relación de pareja. ¿Qué es lo que podemos hacer para solucionarlo?
Nombrarlo: no es necesario decir a la pareja, con todas sus letras “me parece que estás saboteándome”, pero sí es importante que tanto el que sufre el sabotaje como el que lo realiza tengan conciencia de ello. Una buena alternativa sería comenzar apuntando algo como “He notado tu incomodidad cuando hablo acerca de mi trabajo, y sabes que me interesa lo que pienses ¿hay algo que no hayamos conversado al respecto?”
Encontrar la causa: Aquí es donde se encuentra la clave, por lo que es fundamental hallarla y reconocerla. Quizá para el saboteador sea difícil determinar el por qué de sus acciones, sobre todo si, como decíamos, muchas veces actúa de forma inconsciente. A través de un ejercicio de introspección, ambos tendrán que trabajar juntos para llegar al fondo de la situación:¿El otro se siente desplazado por nuevos afectos o circunstancias? ¿Existe una insatisfacción individual que genere alguna clase de envidia? ¿Tiene miedo a perder la relación a causa de elementos amenazadores que el otro no percibe?
Poner límites: Cuando se identifique el sabotaje, hay que señalarlo enseguida y ponerle un alto de la forma más calma posible. Entonces el otro se percatará de cuándo y por qué sucede, y al saber que la pareja ya lo detecta, podrá eliminar la intención de manipular o chantajear.
Con paciencia y apertura, el problema puede no ser tan grave.