A la alteración en la etapa del deseo, que es anterior a la de excitación (erección en el varón, lubricación en la mujer), también se la conoce como DSI: deseo sexual inhibido. La pérdida pasajera del interés por el sexo responde a diversas razones:
SUS PRINCIPALES CAUSAS
Los cuadros depresivos acarrean abulia y apatía.
Las disputas conyugales continuas y perma¬nentes, las frustraciones repetidas por impotencia, eyaculación precoz o el haber fingido los orgasmos durante años, van llevando a la baja del deseo como una manera de evitar el fracaso.
Los problemas derivados de una educación restrictiva donde el goce era pecado y digno del peor castigo.
Situaciones de vida relacionadas con pérdidas laborales, familiares, económicas, pueden llevar a la disminución de la libido.
El problema del alcoholismo crea un permanente clima de malestar en el bebedor y SU pareja, provocando episodios de celos, impotencia y agresiones.
Muchos psicofármacos pueden producir, como evento adverso, disfunciones sexuales; tanto como otros pueden mejorar los cuadros depresivos, fóbicos, obsesivos y psicóticos y, de esta manera, hacer revivir el erotismo.
Las llamadas crisis vitales pueden acarrear disminución del deseo (jubilación, cumpleaños de 40, 50, casamiento, embarazo, post-parto, el nacimiento de los hijos.
Todo descenso hormonal suele tener impacto en la esfera sexual: puede tratarse de la testosterona, hipotiroidismo etc.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la inhibición del deseo dependerá de la causa. En casos relacionados a problemas situacionales o vinculares el más utilizado y efectivo, a veces combinado con ayuda medicamentosa, consiste en una terapia sexual corta -entre 10 y 15 sesiones-.