Si quieres sintonizar con el canal del discernimiento, empieza prestando atención a los sentimientos que surgen antes de que se inicie la espiral de culpabilidad. Descubre lo que tienen que mostrarte.
Cuando te descubras culpabilizando, pregúntate: «¿Qué sentimiento inició todo esto?». Aunque tardes un poco en ser consciente del sentimiento, permanece en él. Luego vuelve a tu interior y pregúntate: «¿Qué percibo en ese sentimiento? ¿Qué me está diciendo?». Quizás veas que ha llegado el momento de actuar en una situación que has pasado por alto, o que necesitas abandonar la lucha y dejar que el problema se resuelva por sí mismo.
Cuando obtengas una respuesta, mira de nuevo en tu interior. Comprueba si estás sintiendo con claridad la intuición o se trata de una capa más profunda de tu mente enjuiciadora. Si te sientes confundido, enfadado, crítico, infeliz, sobreexcitado o lleno de deseo o de cualquier otra emoción fuerte o turbulenta, todavía sigues juzgando.
En ese caso, pregúntate: «¿Qué se oculta detrás de esto? ¿Qué tiene que decirme realmente ese sentimiento?». Este proceso de autoinvestigación puede proporcionarte soluciones prácticas en tu vida.
También puede cambiar tu estado interior radicalmente. Si sigues haciéndote estas preguntas, conseguirás llegar en muchas ocasiones al lugar donde no hay respuestas en absoluto, al lugar en el que simplemente estás… presente. Los juicios y las dudas se disuelven en este lugar. Luego el discernimiento será tan natural como la respiración.