Los rasgos que definen una personalidad dependiente comienzan a manifestarse al principio de la edad adulta: temores a la soledad y a la separación, evasión de la responsabilidad, miedo a no saber cuidarse, a tomar decisiones y a expresar desacuerdo con los demás… Pero ¿son definitivos o pueden modificarse?
Conviene tener claro que un tipo de personalidad no nos define ni tiene por qué condicionar nuestra vida, si nos damos cuenta de que se trata sólo de un programa mental,instalado a lo largo de nuestra vida, sí, pero que no define todo lo que somos en realidad. Como hojas secas, estos rasgos de la personalidad pueden secarse y caer con el tiempo. Y quizás broten otros rasgos nuevos si nos ocupamos de regarlos como conviene.
Todos podemos crearnos a nosotros mismos de nuevo. Tenemos la capacidad suficiente para deshacernos de la autoimagen que teníamos y a la que estábamos acostumbrados, pero que ya no sirve. Podemos ampliar nuestra perspectiva mental, aprender fórmulas nuevas, volver a florecer. Veamos cómo empezar.
Fuente: Buena Salud.