En muchas ocasiones, el miedo a sufrir por una ruptura de pareja hace que mantengamos, con altos costos, relaciones que nos resultan insatisfactorias. Pero lo cierto es que, cuando la cosa no va más, un corte definitivo puede ser muy beneficioso y, aunque nos cause cierta angustia, seguramente esta sea mucho menor de lo que nos imaginamos.
Tendemos a sobreestimar el dolor que nos podría causar la ruptura, a exacerbarlo. Al menos eso demuestra un estudio del Journal of Experimental Social Psychology, que analizó las experiencias de 69 estudiantes de entre 17 y 19 años. Se hizo un seguimiento de aquellos que habían mantenido una relación sentimental de al menos dos meses y luego se separaron o fueron abandonados por sus parejas. Los resultados exhibieron que las predicciones de crisis emocional que los jóvenes dieron dos semanas antes de la ruptura eran muy exageradas respecto de la angustia real que sintieron en los meses subsiguientes. Quizás, animarnos a estar solos no sea tan terrible como creemos, ¿no?