Entramos en una sala llena de gente, estamos en una fiesta animada. Hombres y mujeres hablan y ríen entre ellos, tienen una copa en la mano y suena una música de fondo. Nos acercamos a varios de los grupos que se han formado en la fiesta, hay personas muy atractivas. Sin embargo, para nosotros, después de un rato de charla con algunos de ellos, el elegido, el que nos ha «tocado» el corazón ha sido uno solo de entre todos. ¿Por qué él? ¿Por qué ella?
Según nos dicen los científicos que estudian el amor, nos enamoramos de los que nos parecen más guapos, de los que piensan como nosotros y de los que están más cerca. Si hacemos caso a los estudios, las tres circunstancias que tenemos que tener en cuenta son: el atractivo físico, la semejanza y la proximidad.
La belleza exterior DE LA PERSONA
El atractivo físico y las semejanzas ¡con una cierta dosis de diferencias!… nos ayudan en el amor.
La ventaja de los guapos parece que es decisiva sobre todo en lo que se llama «primera impresión», después el atractivo se apoya en otras variables que no tienen tanto que ver con el físico y son más importantes las habilidades de seducción psicológicas. En el amor también cuenta que sintamos al otro semejante a nosotros. Cuando alguien nos atrae, decimos a nuestros amigos: «tengo la sensación de que lo conozco de toda la vida», «pensamos muy parecido».
En pricipio, parece que nos atraen más las personas que piensan como nosotros en lo fundamental de la vida. Por otra parte, también es cierto que en el amor «los polos opuestos se atraen». Demasiada semejanza y coincidencias nos pueden aburrir, por eso nos gustan las diferencias. Nos enamoran personas que poseen cualidades que admiramos y no poseemos nosotros. La clave para que nos atraigan personas diferentes a nosotros está en que las diferencias las percibamos como complementarias de nuestra forma de ser, y no como un motivo de discusiones.
Más vale CONOCIDO…
Tendemos a elegir personas que se encuentran a nuestro alrededor, a las que les gustamos, y si hay impedi¬mentos para vivir el amor, ¡la pasión se aviva! Lo conocido nos atrae, nos interesa. El contacto repetido con una persona despierta nuestro interés. También es importante señalar que nos gustan y nos atraen, aquellas personas que creemos que nos consideran atractivos. Y sin duda alguna, en el amor los impedimentos y las dificultades intensifican la atracción. Romeo y Julieta son la pareja que ejemplifica el aliciente que representan las barreras y las trabas para el amor pasional. Lo prohibido gusta y lo difícil de conseguir ha sido el acicate más potente del amor de millones de personas a través de los siglos.