Tener tiempo libre y disfrutar de él es muy importante para nuestro desarrollo psíquico y espiritual. Realizar actividades que nos ayuden a formamos integramente y que a su vez nos llenen de regocijo tiene un carácter preventivo para algunos de los males que aquejan a la sociedad moderna como la depresión, el sedentarismo, la soledad, el aislamiento y el alcoholismo, entre otros. En primera instancia, debemos descubrir algo que nos cause bienestar: puede ser desde tocar un instrumento musical hasta disfrutar de la sensación de meter la mano entre los granos de arroz. Independientemente de la actividad que se decida realizar, la práctica de ésta es importante para nuestra estabilidad emocional. Aunque nos puede parecer insignificante, precisamente, es la que nos hace feliz.
RECUPERAR LA CREATIVIDAD
Todos los pasatiempos sanos y concientes estimulan la creatividad. Describir los mejores placeres sería un imposible. Sin embargo, a continuación describimos los más comunes.
Escuchar música
Oír nuestra melodía favorita provoca una sensación de alegría y bienestar inigualable para los amantes de la música. Esto se reitera de igual manera cuando la ejecútame en algún instrumento. Además, está comprobado por la ciencia que tiene un efecto saludable en los vasos sanguíneos: investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland sostuvieron que las melodías placenteras dilatan el tejido de revestimiento interior de los vasos sanguíneos, lo cual promueve un aumento del flujo sanguíneo, con los beneficios que esto ocasiona.
Bailar
Esta práctica también tiene como protagonista principal a la música. La alegría que se siente al bailar es inigualable. Este pasatiempo nos eleva la autoestima y mejora el poder y la capacidad de seducción. Bailar frecuentemente también ayuda al desarrollo de la disciplina y a la coordinación. Además, al concentrarnos en los movimientos, nos olvidamos de los problemas, nos relajamos y llenamos de energía.
Cultivar plantas
En los espacios verdes encontramos nuestro «yo natural», por eso cada día, más personas se dedican a cultivar un jardín o un pequeño espacio natural, lo que refuerza nuestro bienestar físico y espiritual. Es un pasatiempo muy divertido que puede ser disfrutado solo, en familia o con otros aficionados y que integra ejercicios y beneficios psicológicos. Por citar un ejemplo: rastrillar el pasto trabaja los brazos, la espalda y los hombros.
La poda ornamental es una de las prácticas más relajantes, incluso es una terapia contra el estrés. Hay estudios que indican que cultivar un jardín eleva la autoestima, alivia la depresión, mejora las funciones motoras, la concentración, la motivación, la tolerancia al trabajo y la destreza manual.