Hay quien teme sus fantasías porque las considera el preludio de un deseo real. Sin embargo, el mundo de la imaginación no suele trascender el plano mental. Es relativamente común entre mujeres tener fantasías sexuales en torno a ser forzadas por alguien a quién no pueden resistirse y esto no significa en absoluto que quisieran verse en esa situación, lo mismo ocurre con otras en las que se practica el sexo en grupo, el sadomasoquismo o en las que se tienen relaciones homosexuales o bisexuales sin que esto implique que se esté dispuesto a experimentarlas si se presentara la oportunidad. El territorio de la imaginación está en general claramente separado del de la realidad y es por ello por lo que constituye un recurso perfecto para nuestra sexualidad.