Define tu identidad: No temas ser juzgado y muéstrate como eres

Nadie puede contentar a todo el mundo. Actuar así puede generar un exceso perfeccionismo, afán de posesión en las relaciones, exigencias del tipo «Si me quieres, deberías…» o victimismo. «Me sentía tan insegura-cuenta Esther-que no soportaba que alguien pensara mal de ella. Era la secretaria ejemplar, una madre y esposa inigualable. Pero algo no iba bien. Me enfadaba con mi pareja, mis hijos y mi trabajo. Estaba tan descontenta conmigo misma que interpretaba todo lo que me dijeran como una crítica negativa. Entonces me encerraba en mi mundo. Hasta que me di cuenta que quería controlarlo todo pero en realidad todo me controlaba a mi».

El temor a ser juzgados no se manifiesta de un único modo. Hay personas que hablan mucho pero no dicen nada de sí mismas porque temen revelar aspectos «impopulares» de su personalidad y evitan conocer a la gente en profundidad. Otras acaban rápido una conversación para eludir el compromiso de dar su opinión o decir más de lo que quieren decir.

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