Si bien la sensibilidad es una cualidad que enriquece el alma, tiene su raíz en el egocentrismo cuando el susceptible piensa: «No me tratan como me merezco…», «Ese qué se ha creído…», «No me tienen consideración…», «No se preocupan por mí…», y así ahoga la confianza y hace realmente difícil la convivencia con él. La psicóloga clínica Trinidad Aparicio de algunos consejos para alejarse de este peligro cuando le invade a uno. Entonces, ¿cómo hacer para atacar la susceptibilidad desde la raíz?
– Sopórtate a ti mismo, porque muchos que parecen resentidos contra las personas que les rodean lo que en verdad les sucede es que no consiguen llevar con deportividad sus propios defectos.
– Desarrolla el sentido del humor. Es decir, no otorgues tanta importancia a cosas que no la tienen, ni a los posibles comentarios de los demás. La gente no está siempre pendiente de lo que tú haces o dices.
– No temas a las responsabilidades, si algo sale mal, aprenderás de tus errores. Nadie está libre de cometer fallos.
– Prémiate por tus logros, aunque estos sean pequeños o poco importantes.
– No idealices a los demás. Todos tenemos defectos.