Con el paso del tiempo, la pasión y los sentimientos desmesurados de los primeros momentos de la relación cambian. El torbellino del enamoramiento, el estado de locura inicial se transforma y da paso -si la relación continúa- a sentimientos de mayor serenidad, unión y apego con el ser amado. Muchos científicos han puesto fecha de caducidad al enamoramiento y dicen que su declive comienza entre los doce y dieciocho meses del inicio de la relación.
Aunque la duración del amor varía dependiendo de las personas implicadas, la fuerte e insaciable pasión que experimentamos al principio de una relación tiene fecha de caducidad. Nuestro amado nos seduce, nos atrae, pero de manera distinta. La urgencia y desasosiego de los primeros momentos se transforma en un amor con una pasión más amortiguada, con un fuerte componente de cariño y complicidad entre compañeros. Dicen los científicos que el enamoramiento es un estado transitorio que no suele durar demasiado.
Con el paso del tiempo la situación de los enamorados cambia: puede que su enamoramiento se desvanezca o que su relación siga adelante con una pasión menos desbordante y aparezcan otros vínculos como el cariño, la intimidad, la complicidad y la entrega de los amantes. Este tipo de relación es más compatible con la vida cotidiana que la pasión obsesiva típica del enamoramiento.