La sabiduría popular se equivoca muchas veces, y si es en cuestiones de sexo y sexualidad, lo hace bastante a menudo. En este caso, el hecho de ser infiel se le atribuye casi siempre a ellos, y además hasta tiene una connotación en muchos casos positiva. Mientras que en nuestro caso, se cree que lo hacemos mucho menos a menudo, y en caso de hacerlo estamos directamente en pecado mortal. Y aunque la realidad, las encuestas y los estudios dicen que hasta en eso somos iguales, parece que nosotras tendemos a quedarnos con las experiencias para sí, mientras que ellos no dudan en jactarse de ellas ante amigos.
Pero más allá de los matices sobre ser infiel siendo hombre o hacerlo siendo mujer, y de cómo nos comportamos ante la posibilidad o el hecho de haberlo sido, lo cierto es que las razones de la infidelidad son muchas, y no es solo que no se encuentre lo que se quiere en casa. Y aunque esa también es parte de la sabiduría popular, yo creo que cada vez menos ponemos los cuernos porque no nos dan lo que de verdad queremos.
Y es que vivimos en un mundo con tanta falta de tiempo, y lo hacemos con tantas prisas que las rutinas acaban por sofocarnos, y la infidelidad se ha convertido para muchos en la forma de vivir aventuras, de salir de ese círculo vicioso del día a día. Y no digo que esté bien, porque al fin y al cabo le hacemos daño a esa persona que queremos y con la que compartimos una vida, pero es cierto que para entender las razones de la infidelidad hay que adentrarse en el tema, y con los cambios sociales que hemos vivido no podemos atribuirlo todo a la víctima porque no le ha dado lo que su pareja quiere. ¿No crees?
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