Pasos para una sensibilidad sana

Esforzarte en hallar el equilibrio es lo mejor para tener una sensibilidad sana.

1. Reflexiona sobre tu forma de cuidarte. Según Elaine Aaron, hay dos formas que utilizan las personas muy sensibles para cuidar de sí mismas:

Quizás te fuerces demasiado a vivir hacia fuera, en continua estimulación debido al trabajo o al ocio, asumiendo muchos riesgos, explorando la vida e intentando vivir como todo el mundo.

Quizás estés haciendo lo contrario: cerrarte para no correr riesgos y huir del estrés, o para crearte un mundo en soledad por temor a que te hagan daño. Ambas formas están equivocadas y pueden dañar tu sensibilidad.

2. Encuentra tu equilibrio. Si vives demasiado hacia dentro, privarás al mundo de tu sensibilidad.Y si vives demasiado hacia fuera, sé consciente de que llevarás a cabo mejor cualquier responsabilidad si descansas e interiorizas.

3. Descansa todo lo que puedas. Las personas muy sensibles necesitan dormir mucho y profundamente. Respeta un horario para el esparcimiento. Practica la relajación, la meditación u otra actividad que te ayude a conectar con tu interior mientras recuperas energía.

4. Conoce todo acerca de tu sensibilidad. Es esencial que te protejas de lo que te daña gratuitamente. Por ejemplo, si las discusiones te lastiman, no permitas que nadie te enrede en ellas.

5. Lo importante es la expresión de ti mismo. Sé siempre como eres y quieres ser. Cuando hables, cuando escuches, cuando trabajes, cuando disfrutes de tus ratos de ocio, permítete ser tú mismo, con tus errores y aciertos, virtudes y defectos. Sé tú mismo.

6. Ríete y llora cuando lo necesites. La risa y el llanto son dos necesidades fisiológicas, y aunque la primera debe aparecer con más frecuencia, también es importante dejar que afloren las lágrimas cuando lo necesites.

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