¿Siempre estás pensando en los demás, en lo que necesitan, en lo que les haría ilusión? ¿A veces sientes que rodo lo que das cae en un pozo sin fondo y que es mucho estuerzo poco reconocido? Según expertos en psicología social, una relación amistosa de calidad requiere, en efecto, que la persona se entregue y se implique de forma personal, pero,¡ojo!, sin desentenderse por completo de sí misma.
Cuando de forma habitual solamente piensas en satisfacer a los que te rodean, te encuentras siempre disponible para ellos y al pie del cañón «pase lo que pase», te relacionas desde una dependencia insana, lo que produce desgaste y vacío.
RECIPROCIDAD, BÁSICA
Un elemento clave en las relaciones de amistad es la reciprocidad, el dar con medida y también el saber recibir. El grado de reciprocidad depende del momento que se vive, pues no en todas las etapas que pasamos podemos entregar ni entregarnos de la misma manera. Hay ocasiones en las que necesitamos recibir, ser cuidados, comprendidos e, incluso, mimados por los demás. Por lo tanto, hay que aprender a recibir y esforzarse por cambiar, porque tú también eres merecedor de detalles y afectos.
Fuente: Revista Psicología.