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Adultez: Si no habíamos manejado nuestra sexualidad de forma responsable, en esta etapa ya debimos haberlo conseguido; no sólo en lo que concierne a la salud y la planificación familiar, sino a nuestros sentimientos y pensamientos respecto al sexo. Si tenemos conflictos o prejuicios, es hora de enfrentarlos. Aquí se disfruta plenamente de la vida sexual.
Madurez: Probablemente nos atraiga la idea de la estabilidad, y de una clase de experimentación muy distinta a la de la juventud, quizá a través de una sola pareja. Conocemos nuestro cuerpo y lo disfrutamos.
Vejez: A pesar de que el deseo y las facultades físicas ya no son las mismas, pensar que se nos ha negado el placer es un error. Es hora de descubrir de qué otras maneras podemos gozar del sexo en esta etapa de nuestra vida, llena de sabiduría y autoconocimiento.
Si descubres que no te conoces lo suficiente, nunca es tarde para explorar tu cuerpo y sus sensaciones, sus necesidades. O tal vez tu actitud sea la de una persona mayor, que piensa que nada hay después del final del día, del cansancio y del cuerpo conocido de nuestra pareja. ¿De verdad? Lo mejor será que te pongas al día y recuperes la edad sexual que mereces.