Algunas personas comentan, después de haber estado mucho tiempo en terapia, que sus vidas no se han modificado, los problemas siguen igual y que continúan sintiéndose mal. ¿Qué ha sucedido?, ¿por qué las cosas no funcionaron? A veces se supone que los tratamientos consisten en sentarse o acostarse en un diván y hablar sobre los problemas, esperando una intervención genial del terapeuta, quien supuestamente los sacará del malestar. Lo cierto es que no hay cambio posible si no hay una búsqueda activa de soluciones. Cuando alguien sufre, hay un patrón de pensamientos que lo envuelven y no le permiten ver dónde está la salida.
Para llegar a buen puerto, un tratamiento requiere ver los problemas de manera específica y proponerse hacer algo con ellos. Sólo hablar no alcanza, el desarrollo psicológico y el crecimiento emocional requieren de la decisión y de la acción. Desaprender hábitos mentales inapropiados, de sufrimiento y aprendre nuevas habilidades requiere de práctica. Anímate a transitar el camino de la acción para que tu terapia, por fín, dé los frutos que buscabas.