Hay muchos pensamientos y sentimientos que reprimimos y enterramos en nuestro inconsciente, pero que, en algunos momentos, pueden llevarnos a desarrollar conductas dañinas. Eso se conoce como la «sombra psicológica». Detecta cuál es la tuya y decidite a vivir mejor.
Todos reaccionamos de forma exagerada ante ciertas situaciones o personas. Casi sin que nos demos cuenta, nuestros peores sentimientos surgen ante estos estímulos particulares. Silvia no puede soportar las críticas de su mamá, así que le pidió que no la visite más. A Santiago se le hace un nudo en el estómago cada vez que lo llama su ex para hablar del régimen de visitas de su hijo. Marcela se vuelve loca cuando sus amigos se olvidan de llamarla. ¿Qué elementos entran en juego?
Se trata de nuestra sombra psicológica, que emerge cuando identificamos, en los demás, aspectos de nuestra propia personalidad que todavía no pudimos resolver o reconocer, y que reprimimos eri nuestro inconsciente para evitar que nos lastimen. Solamente dejando que salga a la luz de la conciencia todo eso que alberga nuestra sombra psicológica, podremos conocernos y transformarnos positivamente. La clave es asumir que esa sombra existe, aceptarla y trabajar por trascenderla.
Dime con quién andas…
Desde que somos niños, nuestra sombra psicológica personal se va formando de acuerdo con la educación que nos brindan nuestros padres. Nos vamos identificando con determinados rasgos que valoramos positivamente, como la alegría y la responsabilidad, y los vamos incorporando. Del mismo modo, vamos eliminando esas otras cualidades humanas que no se adecúan a lo que queremos ser, a nuestro ideal. Así, nuestros defectos de carácter van forjando esa sombra que se edifica simultáneamente con nuestro ego, y se va aumentando y creciendo a partir de las experiencias de vida que tengamos.
La familia, los padres, la escuela, los amigos, la sociedad. Son muchos y muy diversos los elementos que contribuyen a formar nuestra sombra. Del entorno en el que nos desarrollamos como personas aprendemos qué es bueno y qué no, cuál es una conducta adecuada y moral, y cuál responde a un comportamiento despreciable y rechazado. Cada núcleo social determina de forma diferente qué características corresponden al ego y cuáles irán a la sombra.
Hay padres que contemplan la posibilidad de expresar la agresividad, aunque la mayoría, no. Algunas familias son libres para hablar de sexualidad o emociones intensas, otras generan un tabú en torno a esos temas. Algunas personas toleran la ambición por el dinero y el desarrollo intelectual, mientras que otras lo desprecian y se apegan al crecimiento espiritual. Todas esas elecciones son las que van formándonos como seres únicos e irrepetibles, con nuestra luz y, también, nuestra sombra.