Recursos esenciales para la buena convivencia en pareja (I)

Todos queremos estar bien con nuestro compañero. Pero a veces no es tan fácil. Los profecionales nos revelan los secretos muy valiosos.

AUTORIDAD

Autoridad deriva de autor, que significa creador. Y ese es el sentido que le vamos a dar a este término. Creador de uno mismo, de las propias decisiones, creencias, pensamientos, gustos y sentimientos, incluyendo dentro de éstos los sentimientos negativos de frustración y displacer. Tener autoridad significa reconocer lo vivido y aceptar los procesos internos derivados de estas experiencias. Es darse derecho a sentir lo que se siente y a pensar lo que se piensa.

Preguntas para reflexionar:

Para pensar sobre la propia autoridad, hágase a sí mismo las siguientes preguntas y respóndaselas de la manera más auténtica posible:

¿Creo que lo que siento responde a mi forma de ser, a mi yo interno, o considero que estoy empujado a sentir o reaccionar de determinada manera según las actitudes de los otros?

¿Ante quiénes necesito justificarme por lo que quiero o siento?

¿Qué hago cuando alguien me critica , o desestima mi forma de sentir o pensar? (me deprimo, enojo, no le doy importancia, me alejo)

CAPACIDAD DE PONER LÍMITES

Saber poner límites es reconocer y trazar las fronteras que me separan del otro. Por lo tanto, el límite permite reconocer que hay otro, comenzar a mirarlo sin que esto implique modificarse uno, y a partir de allí comenzar a descubrir al que se tiene enfrente.

Preguntas para reflexionar sobre la propia capacidad de poner límites:

¿En qué momentos digo basta? ¿Cuando no doy más, o cuando advierto que algo me desagrada?

¿Cómo lo hago? ¿Con autoridad, agresivamente, de manera suplicante?

¿A quién puedo ponerle límites y a quién no? Y en caso negativo ¿por qué? ¿qué hace o dice el otro para volverme impotente?

¿Mantengo los límites siempre en el mismo punto, o me permito desplazarlos según las circunstancias?

¿Soy capaz de reconocer mis propios límites?

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