¿Cómo es posible que dos personas tan diferentes, que quizás no podrían ser amigas, decidan pasar su vida juntas? ¿Porque el amor es ciego? ¿Porque el amor es drama? ¿Se necesita una personalidad valiente para patear el tablero de los roles establecidos y los mandatos sociales? ¿Amar a pesar de las diferencias implica madurez, mayor capacidad de compartir? Seguimos viendo que dicen los expertos en terapia de pareja sobre las parejas disparejas.
Sobre gustos…
Uno adora ira remar toda la tarde mientras el otro muere por atarse al sillón a seguir la maratón de Doctor House. El ama ir a la cancha, a ella le da miedo y sigue el partido por la televisión. Uno es hipocondríaco, el otro es… médico. Uno es el rey de las fiestas… el otro es fóbico social.
En este tipo de parejas, quizás más que en ningún otro caso se demuestre la posibilidad de complementarse que tienen dos personas con gustos diferentes. Al eufórico lo calma una persona más bien zen; al de alta vida social, estar con un solitario le asegura que siempre permanecerá a su lado, y así. La clave de la armonía es que no se instalen prejuicios en relación con las características del otro y poder sostener en forma autónoma los propios gustos. Pueden pasar el día viviendo en mundos paralelos, y tener un emocionante encuentro cada noche.
Crecimiento desparejo
Es la zona roja de las parejas disparejas: es apenas un momento de la vida en común, pero puede generar un desequilibrio capaz de borrar todo lo demás. Es cuestión de rachas o de cosechas. A uno le va bien en el trabajo, está ganando más dinero, tiene alta vida social -y de golpe adora los happy tour-, cambia el corte de pelo, ¡adelgaza…! El otro, en cambio, está siempre igual.
¿Por qué se convierte en zona roja una situación como ésta? Porque uno sueña con los amores que duran para toda la vida: amigos, pareja, hasta hermanos para siempre. La adrenalina de crecer puede tener un costo impensado sobre todo si el otro se estanca eternamente en el mismo lugar. La persona que expande sus conocimientos, sus capacidades, su posibilidad de sentir, necesita sentirse acompañada en la cruzada.
Hoja de ruta
Se conocen. Se enamoran. No importa nada más, ni que uno ya haya cambiadodemasiados pañales, ni que haya pasado un difícil divorcio ni que la otra parte todavía sueñe con el vestido blanco o muera por baberos y batitas. Claro, en cierto momento de la relación, esta diferencia de experiencia deja de ser divertida y excitante para convertirse en una distancia emocional difícil de recorrer. Si comienza a instalarse la incomodidad con los rasgos o la etapa vital del otro, será bueno realizar una consulta a tiempo. Sin duda, un especialista podrá ayudar a reconstruir los delicados lazos del afecto y a prevenir una nueva y dolorosa ruptura.
