Parece que el misterio ha sido resuelto. Un estudio acaba de demostrar si cabe un poco más que las hormonas son las que regulan nuestra vida amorosa. Bueno, en realidad las que regulan nuestras vidas, pero si cabe la amorosa aún más porque es de lo que solemos hablar en nuestro blog y lo que realmente nos interesa. Ahora sabemos que la fidelidad depende de la oxitocina. Y en experimentos se ha llegado a comprobar que los niveles más altos en el hombre creaban una actitud más fiel a su pareja que los que no la tienen en tan altos índices.
O sea, que tanto liarnos la cabeza para entender por qué éramos infieles, tanto darles vueltas a porqué desde siempre, aunque ahora lo hagamos sin escondernos o escondiéndonos menos que en otras épocas, lo de la infidelidad llamaba al ser humano. Y ahora resulta que la culpa la tiene la dichosa oxitocina.
Eso si, aunque sepamos esto, si hay algún celoso o celosa que nos siga desde ya les aviso que esto no se vende en las farmacias como si tal cosa, quiero decir que el descubrimiento solo nos vale para reflexionar acerca de lo importantes que son las hormonas y de cómo marcan nuestros comportamientos, pero de ahí a que mantengamos fiel a una pareja a base de aumentarlas, no creo que la ciencia permita tal aberración.
Imagen: Rodrigo Basaure