El mentiroso compulsivo: ¿Cómo actúa?

En la mayoría de los casos, la mentira patológica es sólo la punta del iceberg: suele manifestar una personalidad en conflicto (adictiva, atormentada), un trastorno psicológico (ansiedad, fobia) o incluso psiquiátrico (psicopatía, neurosis), o una carencia emocional (inseguridad, falta de autoestima, timidez). Algunos «farsantes» son conscientes de su incapacidad para comunicarse con sinceridad, pero no pueden controlar su conducta; otros no perciben sus engaños y habitan en un mundo irreal creado a su gusto; algunos hacen de forma fría y consciente, con el objetivo de darse a conocer al máximo, destacarse y ascender, hasta el punto de no saber muy bien quiénes son. Pero sea cual sea el tipo de «embuste», todos pagan un alto precio por inventar, deformar o exagerar la verdad: llevan «vidas de mentira», pobladas de fantasmas, carencias y problemas que nunca acaban de solucionar. Ellos son los primeros engañados, porque al traspasar la frontera de la fantasía quedan atrapados en un círculo vicioso que les lleva a la crisis emocional.

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