Puede que antes de vivir juntos creyeras que ern como dos gotas de agua, pero al compartir a diario el mismo espacio te has dado cuenta de que cada uno trae un bagaje muy distinto de preferencias, valores y manías. Y es que la convivencia es, quizás, la prueba más dura a la que se enfrenta una pareja. Para ayudarte a afrontar algunas de las dificultades del famoso «contigo pan y cebolla», Richard Carlson propone en su libro Amor: no te ahogues en un vaso de agua (Ed. Punto de lectura) lo siguiente:
Admite que hay muchas formas de organizarse en casa. A la hora de compartir el espacio vital son inevitables las tensiones por los distintos estilos personales, de educación y hábitos de cada miembro de la pareja.
Hazlo así. Trata de aplicar la objetivi dad y dar a vuestras diferencias sólo la importancia que merecen, así como de mantener el respeto hacia tu pareja. Reconoce que ambos tenéis derecho a estar cómodos en la casa que compartís. Así que establecer espacios exclusivos para cada uno puede ayudar mucho.
Deshazte de la «ropa sucia». Con los años es casi imposible no acumular algunas frustraciones y decepciones como en otros más importantes, pero que hemos registrado como negativos, y así influyen en la forma en que actuamos con nuestra pareja.
Hazlo así. Reconoce los sentimientos que te provocan esas acciones. Luego trata de perdonarlos, sean o no justificados. Para ello dile a tu pareja cómo te hace sentir cuando actúa de una determinada forma. El objetivo es librarte de esos sentimientos negativos y ser capaz de amarla por encima de los defectos. Piensa que tú también tienes imperfecciones, y que quizás algunos de sus defectos constituyan, en realidad, rasgos particulares de su personalidad.
Evita las reacciones temperamentales. Si estallamos ante una situación de tensión se bloquean las posibilidades de comunicarnos de forma constructiva con nuestra pareja. Con ello los malentendidos y el sufrimiento están asegurados.
Hazlo así. Para reaccionar racionalmente recurre al socorrido «contar hasta diez». Después, afronta sólo el tema que provocó la discusión. Y trata, eso sí, de hablar tanto como de escuchar.
Todos los consejos sobre relaciones de pareja.
