Correspondido y equilibrado, es un gran facilitador de la felicidad. Elige una relación más alegre y serena.
Todo puede ayudarnos a estimular el crecimiento personal y el de la pareja: los buenos momentos y también los malos. La búsqueda de un amor maduro, que nos permita dejar atrás los miedos, animarnos a encontrar el lado positivo y aprender de los propios fracasos como de los éxitos logrados, sin duda nos hará sentirnos mejores personas y vivir más felices.
La madurez tan buscada no es más que malos momentos bien asimila dos. Por eso, debemos ir tras la estabilidad en la pareja, que se forja mediante el buen acoplamiento de caracteres, los valores consensuados y similares, y un proyecto de vida convergente. Estos elementos realmente nos harán sentir más alegres, comportarnos de forma más serena e, incluso, mostrar mayor ilusión por el futuro; seremos más positivos y también, más bondadosos con los demás. El amor maduro nos mejora; ¿te querés sumar?