Es mejor reforzar el costado positivo de compartir la misma profesión y atenuar las desventajas.
Suma de conocimiento:
compartir Ideas, experiencias y aconsejarnos mutuamente es lo mejor que puede pasar al tener la misma profesión. Comentar casos y escuchar opiniones profesionales son algunas de las ventajas de hablar con nuestra pareja. Asimismo, las opiniones serán genuinas y no buscarán perjudicarnos como podría hacerlo otro colega.
Mismo idioma:
si bien es bueno separar el trabajo de la familia, muchas veces queremos comentar algún episodio acontecido que nos preocupa. Si tenemos la misma profesión, tendremos la garantía de que nuestra pareja entenderá. El intercambio de opiniones reforzará el criterio profesional. Sin embargo, es importante tomar consciencia de que es bueno dedicarse a hablar de temas domésticos que vayan más allá de la profesión.
Uno con el otro (y no uno contra otro):
nuestra pareja debe ser un lugar de cooperación y no de competencia. Se trata de ayudarnos. Si uno de los dos nos sentimos mal porque el otro sabe más o es más exitoso, estamos ante un problema de estima, no de profesión. Por el contrario, si a nuestra pareja le va mejor en la profesión o se muestra superior a uno, habría que cuestionarle el por qué de esta conducta. ¿Acaso el amor no es más fuerte?