¿Por qué somos infieles?

infidelidad

Muchas infidelidades no son más que la puesta en escena de la necesidad de evolución, de superar las propias carencias e insatisfacciones personales y de acabar con las proyecciones negativas que muchas veces hacemos sobre la pareja

Necesidad de evolución

¿Es el amor exclusivo? ¿Se puede amar a dos, o más, personas a la vez y no estar loco? En el siglo XXI, la fidelidad; es una virtud o una mera necesidad de seguridad? Según la siempre rompedora Paule Salomón (Bienaventurada infidelidad. Obelisco), la fidelidad ya ha dejado de ser una fuente de felicidad y estabilidad, para ser más bien la consecuencia de la pereza y el miedo: a abrirse a los demás, a la libertad y, en última instancia, a la vida.

Se puede ser fiel por «amor», es decir, por la falta de deseo fuera de la pareja o por negarte a hacerla sufrir. Pero, según Paule Salomón, muchas «infidelidades» en la pareja pueden ser consecuencia también del amor: a la propia pareja, a quien a veces urge zarandear emocionalmente para que reaccione, o a uno mismo, en un proceso de búsqueda personal. En definitiva, muchas situaciones de infidelidad no son más que la puesta en escena de la necesidad de evolución, del deseo de superar las propias carencias personales y de dejar de echar la culpa a la pareja de las propias insatisfacciones. Pero para poder llegar a ver y a entender todo esto es preciso echar a un lado los prejuicios y la culpabilidad, y dejarse guiar por la bandera de la libertad, la integridad, la honestidad y la conquista de uno mismo.

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