Una de las situaciones más complicadas que una pareja recién separada puede enfrentar es la necesidad de convertirse en amigos, ya sea porque las circunstancias así lo requieren (trabajan juntos o tienen hijos) o porque el afecto o la soledad los impulsa a seguirse necesitando incluso después de haberlo dejado. Pero este escenario idílico ¿realmente es posible? Aquí te damos algunas ideas que pueden ayudarte a pasar por esta desconcertante etapa:
El tiempo es el consejero más sabio: Por mucha urgencia que sientas por llamarle o estar a su lado, debes concentrarte en que esa relación ya terminó, y que no es justo para ninguno de los dos no darse un tiempo para asumir esa pérdida. Cuando ambos se hagan a la idea, y los sentimientos de por medio sean más estables, pueden considerar empezar a hablar de ser amigos.
Evalúa la ruptura: Por lo general, el que deja se siente más capacitado para seguir adelante con su vida que el que no le puso punto final a la relación, aunque suele suceder que el primero sólo desea eliminar la relación amorosa, pero continuar con el cariño y la confianza que esa persona le proveía. Analiza las causas de la ruptura y ubica en qué posición te encuentras: ¿por qué deseas su amistad? ¿es un impulso sincero, o una forma de retener al otro por mero egoísmo u orgullo?
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