Antes era mucho más común mantener el matrimonio para afuera aunque el vínculo estuviese ese destruido por dentro. Ese modelo de soportar puertas adentro ha disminuido. Muchas veces el matrimonio se mantiene cuando hay familia, porque hoy tanto hombres como mujeres tienen conciencia de que no quieren romperla. O bien se vea los hombres postergando el divorcio porque son los tienen que abandonar a la familia. Pero si hablamos de matrimonios cortos, que probablemente no tienen hijos, los vínculos desgastados facilitan la decisión.
– Por último, ¿cuál es el mejor camino no para transitar este proceso y seguir adelante?
Encarar un buen duelo. Reconociendo y agradeciendo las partes positivas (que es algo que suele pasar con el tiempo) pero sin borrar las cosas negativas. Honrando a aquél con quien se compartió una etapa de la vida, dándole en el corazón el lugar que merece; esto creará buenos cimientos para posteriores relaciones. Una de las dificultades mayores en el proceso de divorcio es no caer en la venganza si uno se siente abandonado. Hay que tener conciencia de que es importante en el divorcio, si hay hijos, cuidar de no usarlos como «rehenes» o alimentar el enfrentamiento con los padres, o descalificar a la familia del otro, o utilizar a los hijos para hacer alianzas. Ellos necesitan estar en paz con sus padres. Hay que tratar de no involucrarse en el conflicto.
