Pasiones y ¿fealdad? (II)

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3. La Duquesa de Windsor: De acuerdo a los estándares de belleza de la época, no poseía unas facciones dignas de mención, pero su estilo arrebataba a propios y a extraños por su desenfado, originalidad y buen gusto. El Rey Eduardo VIII abdicó para poder casarse con ella, pues era una mujer divorciada que llevaba una vida frívola que en nada complacía a la corte. Sin embargo, vivieron -casi- felices por el resto de sus vidas como los Duques de Windsor.

4. Carlos Mountbatten-Windsor, Príncipe de Gales: Se casó con una de las mujeres más recordadas y queridas por el público de las revistas del corazón y los admiradores de la realeza: Diana Spencer, la Princesa de Gales mejor conocida como Lady Di. Durante su matrimonio, sostuvo su romance con Camilla Parker Bowles, una mujer también considerada «fea» e, incluso, malvada por ser el objeto de amor del Príncipe Carlos. En realidad, esta pareja es la protagonista de una de las historias de amor más sólidas del siglo XX, pues la pasión sobrevivió a los matrimonios y divorcios de ambos
y sobre todo al tiempo: el romance duró 30 años, consumándose con su boda el 18 de marzo de 2005.

Quizá hay una gran lección por aprender de ellas y ellos: lo que en verdad determina nuestra suerte amorosa está lejos del espejo, y es único, inasible.

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