Mantente alerta y abierto, para poder tomar conciencia de si en tu pareja se ha perdido el respeto. En todos los órdenes de la vida, tomar conciencia de que hay un problema es el primer paso para alcanzar una solución. Esta regla general es especialmente importante en las relaciones afectivas, porque cuando los problemas no se atacan a tiempo, producen un desgaste afectivo del que no siempre es posible volver.
Verifica, cada tanto, si estás cumpliendo con el contrato explícito o implícito que tienes con el ser amado. Todas las parejas tienen un contrato que fijaron en el comienzo de la relación. Algunas de sus cláusulas han sido verbalizadas, y otras funcionan «de hecho». Seguramente, todas las parejas verbalizan explícitamente un proyecto de vida que indica qué harán en el futuro, qué compartirán, qué esperan de la existencia, de qué forma entienden la relación que los une, qué piensan de la fidelidad, del lugar que debe ocupar el dinero, de la importancia de sus respectivas ocupaciones, de la educación de los hijos, etc. Si comprobás que algunas o la mayoría de las cláusulas del contrato inicial no se cumplen, señal de alarma. Le estás faltando el respeto a tu pareja o te lo están faltando a vos. Quizás necesites establecer un nuevo contrato o poner a punto nuevamente tu escala de valores.
Verifica también que la escala de valores que los acercó en un principio siga vigente. Una escala de valores espirituales compartida constituye el inicio de la pareja y es su garantía de supervivencia en armonía.
Establece un equilibrio entre proyectos individuales y comunes. Tan importante como conservar un espacio exclusivo que nos dé la posibilidad de generar proyectos propios es, también, establecer espacios comunes capaces de generar proyectos compartidos. Una pareja debe tener metas comunes, porque los objetivos comunes unen, ayudan a compartir vivencias y sentimientos, y estimulan el crecimiento de a dos. La salud de una relación amorosa puede medirse, entre otras cosas, por los proyectos en común. Cuando una pareja los tiene es porque se proyecta hacia el futuro, porque confía en su capacidad de generar cosas nuevas, porque encuentra placer en el hecho de compartir.
Lucha contra el mal de nuestro tiempo, el individualismo. Una cosa es respetarse a uno mismo y otra muy diferente, pensar que uno es el centro del universo. Amares compartir y vivir la vida de a dos, no de a uno.
Defiende tu «microcosmos afectivo» del embate del «macrocosmos». Persistí en tu escala de valores positivos, aunque el mundo parezca tomar otro rumbo.
Domina tu Ira. Cuando algo de tu pareja te disguste, apela a la reflexión. Las expresiones de ira desgastan el vínculo, producen alejamiento y no sirven para entenderse mejor. Podes expresar los mismos contenidos de una manera más eficiente, que realmente sirva para unir y no para minar los cimientos de la relación.
Recuerda que la falta de respeto genera un clima tóxico, mientras que el respeto hacia el otro oxigena el «aire» de la pareja y la llena de vida.