Si emites un pensamiento cariñoso de ayuda a otra persona, este pensamiento sale de tu mente, va directamente a esa persona y da lugar a un pensamiento similar de amor en su mente, que regresará a ti con redoblada fuerza.
Si emites un pensamiento de odio hacia alguien, te dañas también a ti mismo, al regresar el pensamiento a tu mente con redoblada fuerza.
Cuando, para ayudar a otros, emitas un pensamiento útil, éste ha de tener un propósito positivo y un objetivo definido. Solamente así producirá el efecto deseado.
El mejor método de sobreponerte a los pensamientos sombríos, y a la consecuente depresión, es pensar en cosas que te inspiren (en lo opuesto a tus pensamientos sombríos). Recuerda que lo positivo siempre se impone a lo negativo. Es una ley de la naturaleza muy efectiva.
No trates de alejar los pensamientos irrelevantes o poco importantes. Cuanto más lo hagas, más intensamente retomarán. Desgastarás tu energía y tu voluntad. Es mejor que seas indiferente a ellos.
Hacer desaparecer la tensión de los músculos del cuerpo proporciona reposo y calma a la mente. Por medio de la relajación se da descanso al cerebro, a los nervios y a los músculos, se obtiene una inmensa paz, fortaleza y vigor.
Los pensamientos de odio y cólera deben ser controlados generando pensamientos de amor, misericordia, compasión, amistad, paz y paciencia.
El orgullo, y los pensamientos conectados con él, han de controlarse con un examen mental sistemático valor del cultivo de la humildad.
Los pensamientos de avaricia y posesión deben ser dispersados persiguiendo la honestidad, el desinterés y la generosidad.
La ilusión y el apasionamiento se conquistan mejor con el cultivo de la discriminación. La vanidad se supera con simplicidad. La arrogancia con cortesía.
La nobleza y la magnanimidad, la complacencia y la grandeza de corazón, te ayudarán a superar todos los pensamientos estrechos de celos y bajeza.