Con frecuencia, el Síndrome de Peter Pan lo sufren personas que no han cultivado suficiente su autoestima para mostrarse fuertes ante las demandas de la sociedad, para sentirse seguras y capaces de superar aquello que se presente. Quizás de niños han sido sobreprotegidos por sus progenitores y no han desarrollado al máximo las capacidades necesarias para defenderse ante las adversidades.
A veces el origen del desequilibrio radica en no haber superado una experiencia traumática temprana que ha dejado como huella un terrible miedo a volver a sufrir. Ante todo, un peterpan tiene que concienciarse de su problema. Muchas de estas personas se tienen por encantadoras, y no son capaces de ver que están abusando de los demás. Sin embargo, ellos son los más perjudicados, por la soledad en la que puede desembocar su vida.