Ser responsable significa que tomas tus propias decisiones según tu propio criterio, que confías en ti mismo y que no te dejas llevar por los demás. ¿No crees que merece la pena? Más pronto o más tarde, llega el momento de agarrar el timón de nuestra existencia, de construir la vida que de verdad deseamos, de romper con los viejos hábitos y establecer otros que nos ayuden a ser la persona que queremos ser.
Asume que eres el creador de tu realidad
Uno es responsable de su propia vida cuando su conducta está en función de sus decisiones, cuando puede subordinar sus sentimientos a sus valores, y cuando tiene la iniciativa y la capacidad de hacer que las cosas sucedan tal y como las ha planeado (aunque haya errores). Debes tener claro que tú eres el creador de tu vida y estás a cargo de tu persona. Lo que te ayuda a seguir avanzando son las siguientes cualidades: imaginación, conciencia, voluntad, independencia y auto-conciencia, que por supuesto puedes ir trabajando poco a poco.
¿Cómo lograrlo?
Desecha el lenguaje reactivo («No puedo hacer nada», «Yo soy así», «Tengo que… pero no puedo») y cámbialo por el lenguaje proactivo («Examinaré mis alternativas», «Puedo optar por un enfoque diferente», «Controlo mis sentimientos», «Yo elijo lo que me conviene», «Yo prefiero hacerlo así»).l
Haz una lista de tus problemas y establece prioridades para solucionarlos: primero, los que se pueden arreglar con tu conducta; luego, los que pueden mejorar si influyes en otros y, por último, los que no puedes hacer nada por arreglar (salvo aprender a convivir con ellos y aceptarlos con una sonrisa).
Piensa en el último error que has cometido. Admítelo y no culpes ni acuses a otros. Trabaja sobre ti mismo y trat