Criticas: ¿Cómo se lo digo sin herirlo?

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Si te percatas de que tu pareja cae en el mismo error una y otra vez, y conoces el motivo, procura advertírselo de la mejor forma posible. ¿Cómo? Primero, piensa que una crítica no tiene por qué ser dura ni dañina, sino, incluso, todo lo contrario. Como explica el psicoanalista Harry Levinson: «Las críticas adecuadas no se ocupan tanto de atribuir los errores a un rasgo de carácter como de centrarse en lo que la persona ha hecho y puede hacer».

De esta forma puedes evitar que tu pareja considere que su fracaso se debe a alguna carencia innata, se desmotive y pierda toda esperanza de cambiar.  Los especialistas nos ofrecen estos consejos sobre el arte de la crítica:

Concreta. Céntrate en alguna situación significativa, que ilustre un problema clave que tu amigo deba cambiar; por ejemplo, la incapacidad de realizar adecuadamente determinados aspectos de su trabajo. Saber que uno está haciendo algo mal, sin saber de qué se trata concretamente, es muy descorazonador. Señálale aquello que hace bien, lo que no hace tan bien y cómo podría cambiarlo. Sobre todo, procura ser claro; nada de ambigüedades ni evasivas.

Ofrece soluciones. La crítica, como método de estimulación útil, debería apuntar a una forma de resolver el problema con alternativas que tu amigo desconoce. Incluye en tu crítica sugerencias sobre la forma más adecuada de afrontar el problema. De otro modo, la persona puede quedar frustrado o desmotivado.

Da la cara. Las críticas, igual que las alabanzas, son más eficaces cara a cara y en privado. De este modo personalizas la comunicación y das al receptor la oportunidad de responder o de solicitar alguna aclaración.

Sé sensible. Procura que tu empatía sintonice con el impacto que tienen tus palabras y la forma de decirlas. La carencia de empatía puede dar lugar a mensajes hirientes.

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