Ser una pareja no es nada sencillo y pocos son los que lo ponen en duda. Hoy en nuestro blog volvemos a dedicarle un artículo a los problemas de las parejas y lo hacemos analizando uno de los muchos miedos que muchas de ellas afrontan en su camino cotidiano: el miedo al compromiso. El título de hoy no es algo casual, cuando digo comprometidos sin compromiso: miedos en la pareja, me refiero precisamente a esas medias naranjas que dicen estar bien pero que se han quedado estancadas durante años en la misma situación.
Yo digo que las parejas son un poco como los niños, que irremediablemente crecen y maduran, y que si no sucede algo va mal. Sin embargo, a veces, uno de los miembros no quiere ni crecer ni madurar, porque se encuentra bien como está, está cómodo y no quiere renunciar a nada para conseguir dar más de sí a la relación de la que forma parte. Y el problema no es si ambos concuerdan en este punto, si no que viene si uno de los dos no lo hace.
Y así los comprometidos sin compromiso forzoso empiezan a agobiarse, porque ven que el otro no responde como les hubiese gustado y poco a poco dejan de verle sentido a la relación. Al final, pueden suceder dos cosas, o que el que cede lo siga haciendo impidiéndose a sí mismo ser feliz, o que la relación acabe por terminarse.