SIMPLES CONSEJOS: Si has tenido un día espantoso, al volver a casa intentarás mejorar tu estado de ánimo. Pero en lugar de sentarte junto a tu compañero y contarle tus penas, lo mejor es que le pidas que se tumbe y que recuestes tu cabeza sobre su pecho.
Estar sentado junto a alguien no ofrece demasiado consuelo, que es precisamente lo que necesitas en ese momento. Sin embargo, tumbarte sobre él y escuchar el latido de su corazón te hará sentirte protegida y segura, igual que cuando estabas en el útero de tu madre, y te relajarás casi inmediatamente.
Y a él también le encantará esta postura porque le mostrará cuánto le necesitas y lo importante que es para ti su presencia tranquilizadora. Si fuera él quien necesitara relajarse, sólo tenéis que invertir posiciones y que sea él quien apoye la cabeza sobre tu pecho.
PIENSA: Si está situación no se diera de esta manera o parecida, como terminaría el día, quizá peleados, tú estaría más nerviosa, quizá no tengás a nadie a quién contarle lo que te paso, o simplemente sacarte el cansancio del trabajo, tú estado de ánimo probablemente empeore…y varias cosas más que pueden suceder.