No tenemos dudas de que estamos listos para volver a creer en el amor. Hallamos a «la persona» que nos colma en todos los aspectos; sin embargo, el sentimiento no parece ser recíproco. Hay ciertas actitudes y comportamientos que lo indican…que tal vez esa persona no esté lista para una nueva relación o no sea la persona adecuada para nosotros.
1) Interés «a medias»: cuando nos hallamos «rogando» para que el otro nos vea, o si empezamos a notar que los horarios y días de las salidas y los encuentros, siempre se hacen según la voluntad ajena (de acuerdo a la disponibilidad y las ganas que tenga), hay una clara demostración de que el interés de esa persona no está centrado en tener una pareja estable al menos con nosotros.
2) Retaceos de información: no hay que confundirse y pensar que si uno da algo, el otro nos tenga que devolver en la misma proporción. Sin embargo, en los comienzos de una relación, buscamos conocer y que nos conozcan «a fondo». Cuando se advierten «baches» en la historia personal, o ciertas reticencias a tocar temas centrales, como parejas anteriores, debemos preguntarnos si podemos llegar a construir un vínculo sincero desde la incertidumbre.
3) Huirle a la negatividad: hay que saber distinguir entre quien, realmente, no está en condiciones de tomar las riendas de su vida afectiva, del que considera que amor y sufrimiento van de la mano. Si alguien está dispuesto a formar una pareja, pero nos ofrece un vínculo que no es sano, por más que nos sintamos halagados con su reciprocidad, será mejor dar un paso al costado. Nadie quiere a su lado al personaje de La Peiste, novela del escritor francés Albert Camus, que cuando su interlocutor le preguntó quien le había enseñado todo lo que sabía, instantáneamente respondió: “El sufrimiento”.