Así como los cambios de época- de consumo y de producción- paradigmas y roles tienden a redefinirse. Parecería que ahora, cuando la primera década del futurista siglo XXI termina, la nueva configuración de masculinidad se apoya en la evidencia de que no existe un único modelo. Lejos de la simplista antimonia de ser lo opuesto a la mujer, hoy el hombre es algo más complejo, plural y autodefinido.
Es que en el contexto actual, el estereotipo de varón tradicional (donde potencia era sinónimo de rudeza y cuidado personal, señal de debilidad)es fuertemente cuestionado. Los hombres de hoy están creando sus propies modelos de masculinidad. No existe una normativa tan fuerte como había antes, hay más posibilidades de definirse con propiedad y riqueza intrínseca y personal. En la medida en que no exista un claro y único patrón a seguir, los sujetos actuales definen de manera menos prejuiciosa, más creativa y más íntima su modo de poner en actos de masculinidad. Esta es, sin duda, la observación sociacultural más relevante a la que arriba la investigación.
Fuente: La Nación y Revista Paula.