¿Por qué la monogamia termina aburriendo? (III)

El tedio y la rutina pueden jugar en contra de la pareja. Lo que alguna vez fue novedad y pasión, llega a transformarse en una vivencia indeseada. En estas entrevistas temáticas sobre el Amor, una maestra de Reiki y psicóloga social, Stella Maris Boide nos responde esta conocida situación: ¿Por qué la monogamia termina aburriendo?

¿Cómo se relacionan el aburrimiento con la desmotivación?

Estar aburrido, me conecta a alguien que está cansado de hacer las mismas cosas, de actuar tipo robot y de tener pensamientos negativos, recolectando siempre las diferentes frustraciones del, pasado, y trayéndolas al presente. Así, uno pierde el entusiasmo que tiene que ver con Dios, con dejar que la vida lo sorprenda… Entonces, la vida linda siempre será la que viven los otros; y la propia termina convirtiéndose en una cosa sosa, con gusto a nada.

¿Pueden algunos llegar a considerar el ser infiel, u otras alternativas, como posibles soluciones para ese «aburrimiento»?

Claro, es fantástico… el otro desde la fantasía siempre es perfecto. No hay obligaciones, son escapadas que generan mucha adrenalina, tanto para la mujer como para el hombre; todo es placentero, nos vestimos para otro que no nos aburre. Pero, después, llegamos a casa y la vida discurre por el mismo canal, chato, sin posibilidades de cambios. Es como si se dijeran que pueden tener dos vidas, cuando en realidad no pueden con una; así aumentan sus niveles de estrés y sólo les sirve para pasar el rato.

¿Nos aburrimos porque la sociedad en la que vivimos nos impulsa a que siempre debemos desear más, haciendo que nada nos satisfaga?

Nos aburrimos porque no vamos hacia nuestro interior. Es como el pintor, sólo necesita sus pinceles; el escritor, su computadora (ordenador); el músico, su instrumento… Así hacen ese encuentro con Dios desde el arte. Otros lo hacen meditando, rezando, trabajando en comunidad, en contacto con la naturaleza.


En realidad, lo que el entorno nos vende es la necesidad irreal de trabajar más para seguir comprando cosas que quizá nunca usemos. En la ciudad de Bali, por ejemplo, sus habitantes realizan todas sus tareas manuales y domésticas con un cuchillo mediano. Acá hay muchísimas máquinas para hacer que las tareas laborales y domésticas sean más fáciles, cuando, en realidad, no se necesitan tantas cosas materiales para ser más feliz o para estar más relajado. La insatisfacción, insisto, es desde el alma. Yo estoy incompleto hasta que no me reconozco como sagrado y comienzo a ver más allá de lo que me muestra la sociedad.

Scroll al inicio