El hombre manipulador intenta controlar cómo te sientes, tu modo de comportarte o de pensar….¡sin pedirte permiso! Utiliza sentencias que despiertan culpabilidad, temor o vergüenza.
– «Yo que tanto me sacrifiqué por ti…» Los padres, a través de sermones sobre la gratitud (por pagar un buen colegio, dejar el trabajo por la casa) moldean la conducta de los hijos, sin saberlo, su iniciativa.
– «¿Estás segura?». Significa: «Piensa bien lo que haces porque puedes equivocarte».
-«No tienes derecho a hacerme esto»: Perseguir lo que es «justo» en cada momento revela poca apertura mental y generosidad. El reglamentarismo rígido impide gozar de las relaciones.