Cuando una persona lidera un equipo, su objetivo debe ser llevar al éxito a las personas que lo forman. Para lograrlo, debe ser coherente consigo misma, con los demás y con su entorno, así como implicarse con su equipo y formar parte de él. Éstas son características comunes para todos aquellos que quieran ser «jefes» a escala profesional, sean hombres o mujeres.
Aunque, según autores como Marta Romo (La mujer líder. Planeta Empresa), el liderazgo femenino se caracteriza por una gestión en la que juegan un papel destacado aspectos emocionales como los siguientes:
La escucha activa, para que la comunicación entre los compañeros sea eficiente.
La empatia. Ponerse en el lugar del otro sosiega las relaciones.
El autoconocimiento, que te permite saber cómo ofrecer lo mejor de ti mismo.
La intuición. Permite ofrecer respuestas alternativas a las habituales y favorece la innovación.
El optimismo inteligente, es decir, ver el vaso tal como está, basándose en hechos concretos.