Relaciones de pareja: Reconciliación en la cama (II)

SATISFACCIÓN = POSTERGACIÓN

No existe ninguna relación sexual que pueda sanar estas heridas de una manera real y profunda. Esa satisfacción que se siente no es más que una postergación. Se acumula y se acumula resentimiento, hasta que finalmente desencadena en un problema mucho mayor, incluso la separación.

Hacer el amor para reconciliarse, sin haber discutido racionalmente los problemas, genera una ilusión pasajera, pues se presume que «lo malo ya pasó» sin evaluar las razones del conñicto,

Es una clara evasión de problemas, que, si se repite cotidianamente, refleja una deficiencia en la pareja, la falta de comunicación y de honestidad. Lo más recomendable es que, después de un conflicto y antes de pasar al dormitorio, la pareja intente hablar y averiguar por qué se pelea. Sólo entonces estarán listos para la reconciliación.

LA PELEA COMO ESTÍMULO

En la otra punta, podemos encontrarnos con aquellas parejas que utilizan los conflictos para tener una sexualidad plena.

Estas pueden ser relaciones desgastadas por el tiempo y la rutina, o vínculos que por pérdida de atracción, buscan el enojo y la ira para luego hacer el amor de una forma más pasional y con mayor excitación.

Es muy común escuchar el comentario «estábamos en el medio de una fuerte pelea, hasta que empezamos a hacer el amor y se nos pasó el enojo». Seguramente será un encuentro por demás apasionado, pero sólo es aconsejable si, antes se puede llegar a un acuerdo verbal. Caso contrario, es muy probable que toda esa pasión desaparezca en el mismo momento en que se termina el acto sexual.

Cuando existen conflictos conyugales, es recomendable postergar los placeres sexuales; entretanto, se aclaran y- se resuelven las diferencias. A veces, el problema puede ser otro y utilizar este mecanismo puede ser una forma de encubrir el verdadero conflicto. Hay que estar atentos a si existe rechazo de uno de los miembros de la pareja porque puede traducirse una clara señal de atención y solicitud de cambios en la relación.

Hay miles de parejas que se sostienen sólo porque comparten una excelente vida sexual, pero eso no es más que una carta de defunción sin fecha exacta. Es inevitable que esa relación llegue en cualquier momento a su fin. Nada puede mantenerse cuando no hay un entendimiento parejo en todos los aspectos, no sólo en uno.

Lo ideal es ser sinceros con nosotros mismos, primero, y con nuestra pareja, después. Reflexionar siempre antes de actuar y no dejarse llevar por la ira. Así se podrán disminuir las peleas y se desarrollará un control sobre las emociones. Recién ahí, estaremos listos para compartir una buena relación.

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