Aún con las mejores intenciones y con todo el amor (y habilidades de relación) del mundo, a veces hacemos daño a las personas que más amamos. Es inevitable. Pero comprendemos a quien nos agravia, o que nos comprendan, no nos libra de la responsabilidad de nuestras acciones. Siempre podemos hacer algo para conseguir una reconciliación sana, sincera y lo más durable posible.
Tres pasos hacia la paz
El primer paso es ser consciente, prestar atención a lo que haces, dices e incluso piensas respecto a tu pareja. El mero hecho de que te des cuenta de cuándo le has hecho daño es importante, porque significa que la tienes en cuenta, que sigues conectado con ella, que has percibido su dolor. A partir de ahí, puedes ayudar a sanar sus heridas (al menos, tu parte de responsabilidad en su dolor, ya que siempre hay otra parte de interpretación, historia previa y superación que solo está en las manos de otra persona). ¿Cómo? Con un sencillo programa que Love y Stone denominan «las tres R»: reconocimiento, remordimiento y reparación. Sigue leyendo nuestros artículos ya que en estos días estaremos viendo más en profundidad «las tres R».